
Cómo dormir mejor: causas del insomnio y su impacto en tu salud
Dormir profundamente no es sólo un placer: es una función vital. Según el Dr. La Rosa dormir cumple funciones esenciales para la supervivencia y el bienestar integral, más allá de la simple restauración física. Es el proceso por el cual el organismo realiza una limpieza y reparación profunda a nivel celular y cerebral, eliminando las toxinas acumuladas durante el día. Además es fundamental para fortalecer la memoria y el aprendizaje, regular las emociones y estimular el sistema inmunológico: o sea, enfermarnos menos. También influye en la regulación hormonal que afecta el metabolismo, el apetito y la respuesta al estrés.
Sin embargo, al consultorio llegan muchas personas que se han acostumbrado a vivir con el sueño interrumpido o padecen insomnio crónico sin saber realmente cuánto afecta esto a su salud y calidad de vida.
El insomnio y el estrés: un círculo vicioso
El insomnio rara vez aparece solo. En la mayoría de los casos, es una consecuencia directa del estrés sostenido: tensión física, sedentarismo, agotamiento, pensamientos repetitivos, alimentación deficiente y un sistema nervioso sobreexcitado. El cuerpo quiere descansar, pero la mente no se lo permite.
Esta activación constante del sistema nervioso simpático mantiene altos los niveles de cortisol circulando por sangre y dificulta el paso al sueño profundo. Así empieza un círculo vicioso: dormimos mal → estamos más irritables o ansiosos → dormimos peor.
La fragmentación del sueño también es común. Pequeñas interrupciones del sueño a lo largo de la noche por diferentes causas impiden que el cerebro alcance las fases más restauradoras del descanso. Nos levantamos agotados, como si nunca hubiéramos dormido.
El Dr. Sebastián La Rosa es médico y profesor de medicina. Estudió medicina convencional en la Universidad del Salvador y terapias alternativas como homeopatía y medicina china.
El ruido nocturno: el enemigo invisible
Una causa poco tenida en cuenta del mal descanso es el ruido, especialmente en quienes vivimos en grandes ciudades. El ruido del tráfico, una ambulancia que pasa, vecinos que caminan con los tacos puestos o se duchan a la madrugada, los ronquidos de tu pareja, el ladrido de una mascota o el sonido del ascensor. Cada vez que el sueño se interrumpe, el cerebro debe invertir una considerable cantidad de energía en volver a conciliarlo.
Esto implica reiniciar el ciclo desde las fases más superficiales —conocidas como fases ligeras— antes de alcanzar nuevamente el sueño profundo o fase REM, que es donde ocurren los procesos de reparación más importantes. Estas interrupciones frecuentes no sólo fragmentan el descanso, sino que reducen significativamente la cantidad de tiempo que pasamos en las etapas verdaderamente restauradoras del sueño.
Muchas personas no asocian su insomnio con el ruido porque creen que ya están "acostumbradas". Sin embargo, estos ruidos diarios pueden alterar la calidad del sueño y generar fatiga acumulada, irritabilidad o disminución del rendimiento.
La luz azul y el uso del celular: enemigos silenciosos
Otra de las causas más comunes del insomnio actual es la sobreexposición a luz azul proveniente de pantallas. Esta luz inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el ritmo circadiano y prepara al cuerpo para el sueño.
Muchas personas revisan el celular justo antes de dormir, e incluso durante la noche al despertarse. Esto no solo prolonga el insomnio, sino que altera por completo los ciclos del descanso. Es importante tomar conciencia de que mirar el teléfono en la cama es como encender una alarma interna que le dice al cerebro: “seguimos, no es hora de dormir”.
¿Qué consecuencias tiene el mal dormir?
Cuando no dormimos bien, el organismo entra en un estado de desregulación que afecta múltiples áreas:
A nivel mental y emocional:
- Dificultad para concentrarse y tomar decisiones.
- Fatiga constante y menor rendimiento cognitivo.
- Hipersensibilidad emocional, mayor irritabilidad y cambios de humor.
- Disminución de la memoria y la productividad.
- Aumento del estrés y la ansiedad, que retroalimentan el insomnio.
A nivel físico:
- Descenso de las defensas inmunológicas: somos más propensos a enfermarnos.
- Alteración en la regulación del apetito: aumenta la grelina (hormona del hambre) y baja la leptina (hormona de la saciedad), lo que favorece el sobrepeso.
- Desajustes hormonales que afectan desde el metabolismo hasta el ciclo menstrual o la producción de testosterona.
- Fatiga muscular, menor recuperación física y más tensión corporal.
📌 Dato importante: Regular el sueño es esencial en personas que buscan controlar su peso, ya que el descanso es parte clave de cualquier programa de regulación metabólica o nutricional.
En nuestras relaciones:
- Disminuye la empatía y la capacidad de conectar emocionalmente con otros.
- Hay menos paciencia y más reacciones impulsivas.
- Se afecta la comunicación, la capacidad de escucha y la convivencia.
Y sí, también repercute en la sexualidad:
- El deseo sexual disminuye notablemente cuando estamos agotados o emocionalmente desbordados.
- En hombres, baja la testosterona; en mujeres, disminuye la lubricación y la excitabilidad.
- Se reduce el interés por el contacto íntimo y la posibilidad de disfrutarlo plenamente.
En resumen: no dormir bien nos convierte en versiones más tensas, más frágiles y menos vitales de nosotros mismos. Dormir es un acto profundamente restaurador que no podemos descuidar.
¿Y entonces, cómo podemos dormir mejor?
La buena noticia es que hay formas concretas de mejorar el descanso: desde pequeños cambios en la rutina, hasta herramientas que ayudan al cuerpo y la mente a desactivarse naturalmente.
En la segunda parte de este artículo te comparto recomendaciones prácticas y simples para recuperar el sueño profundo, incluyendo una de las soluciones más efectivas —y muchas veces subestimada— frente al ruido: el uso de protectores auditivos.
Porque dormir bien no es un lujo. Es algo que merecemos todos los días.
Nos encontramos pronto Comunidad. Saludos!!!
Lic. Violeta Reynal